2.28.2006

Nunca olvidaré esos ojos, cuando los doctores del hospital de especialidades medicas entraron a su habitación a decirle el transplante de medula había fracasado y la leucemia estaba de vuelta, su grito que significaba un ¡ voy a morir!. Nunca pensaré en él sin querer gritar yo mismo. Esa mañana en la habitación limpísima, con su incongruente vista al mar soleado, recuerdo haberme sorprendido mientras los demás callaban. Hay quien puede reconciliarse con la muerte y hay quien no puede, y esta es una de las cosas que dividen al mundo.

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