Cuando uno regresa a las cosas que se quedaron en el dormitorio de niño encuentra la vida ya habitada por otros . Crepúsculos que nos hacen el relevo donde fuimos los mismos, de otra manera. Entonces recordamos la fiebre , el peso de la voz, la luz ensalivada. Comprendemos que toda nuestra vida es un olvido que vamos ocupando de una luz infinita, diversa, intocable y nula, entonces es hora de reír, de burlarse, mientras los demás dicen que feliz eres.
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