6.24.2009

Alicia

Alicia al filo de las seis de la tarde se ponía un vestido rojo de seda brillante y unos zapatos altos de tacones que la hacían ver prominente. Era su presencia una espiral de ciudades y planetas, un espacio en el espacio, una voz de frases lentas, un cuerpo que no se repite, que aletarga y hacía que muchos hombres quisieran quedarse a construirle, a examinar cada una de sus partes; del suelo al vientre, del vientre al cuello. Beber de pie mientras ella platicaba cosas al viento, para después verla quitarse el vestido entrada la noche en motel burdel blues.
Entonces Alicia subía las escaleras. Callada cerraba la puerta, recogía la ceniza y la humedad y la mugre de la boca de quien sea. Alistaba turgentemente la curva de sus senos, moldeaba su silueta para provocar el apetito. Entraba por minutos al baño, se acomodaba el pelo. Se echaba agua en la cara. Pintaba derritiendo el rojo sobre sus labios y por un momento se sentía una mujer madura. Abría la ventana del baño queriendo oler el aire marino, escuchar tal vez el murmullo de los barcos. Se imaginaba una Alicia construida con actos de bondad y muchas renuncias para su edad que no acaba de ser demasiada a pesar de las bajezas, de lugares que ya no le alcanzan. Tantas veces en esa cama en el motel de medio lujo a las orillas de un puerto o del infierno.
Se percataba que ella era el deseo y el cansancio y el hombre que estaba detrás de la pared que separaba el baño de la habitación climatizada, sólo la miraría con las corneas, atestaría en sus cabellos el olor a la quemadura, sería siempre una víspera que ella ya no entiende y ella sería sumisa, complaciente, sabía sin saberlo del todo que cada noche ella estaba en los brazos de fantasmas y era un poco una vuelta a los espejos, una voluntad de lumbre y de hechizo, una mujer debajo de otra. Que cada vez que se ofrecía dispuesta a todo no había copias, ni después, era ese ahora donde les ayudaba a los hombres a mentir y a mentirse, a olvidar y a olvidarlos, como si fueran ellos los rostros de unos muertos que no vuelves a ver.

3 comentarios:

  1. Todos somos un momento...bueno, muchos momentos.

    Saludos.

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  2. alguna vez te lei: "la noche se llena de fragmentos y hay un sitio de luz, pagano, que es de carne, tempestad y de memoria" recuerdo esas palabras porque se me quedaron y las anote en mi libreta luego de que las hablaste, motel burdel blues creo resume todo eso y me ha encantado alicia ( como todas las mujeres que dibujas con tus letras)


    a veces pienso ellas tienen algo de ti y que solamente al reunirlas se puede conocerte.



    Besitos

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  3. una mujer como línea de dolor exquisito


    te amo

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