4.14.2009

El de unos cuantos libros a todas partes.

Eras posiblemente un intérprete de una obra china, el invocador de culebras con alas atascadas de humo, el escriba de ojos pequeños, rendijas pendientes del papel, del color de la lengua cuando arroja fuego y habla. Un actor de cuarta fila, sin un cuarto propio, un mimo en perfecto blanco estirando las arrugas. El tipo descalzo y ruin saltando sobre el agua encharcada de las torres, después el aplauso, después el confetti. Eras el raro. El de unos cuantos libros a todas partes, el que había blandido licor y temas absurdos en los bares, en ciudades de máscaras delgadísimas, donde arribaste como piedra nueva al fondo del agua.
Tú eras el de los viajes repetidas veces a un mismo cuerpo, que era el tuyo siempre al final completamente interior, extrañamente el sudado de misterio, que podía reírse porque era de noche y las estrellas colgaban detrás de las nubes invisibles, siempre ahí, amarillentas, ahorcadas. Eras tú el que sabía con certeza plena que el mejor lugar al que ir es el siguiente, que la gente que no esta dispuesta a entender nada le gustan las explicaciones y no sabes como, pero un día con ella bajaste al infierno y entonces fuiste gigante.

4 comentarios:

  1. la palabra que se calla termina gritándose en pesadillas, en acantilados, en tuneles larguisimos, debajo del agua, debajo de la tierra, no se puede tener postura en el silencio, alguna vez lei algo tuyo que decía algo de eso, eres un bello demonio, el deforme de la garganta abierta.

    ResponderBorrar
  2. "Eras tú el que sabía con certeza plena que el mejor lugar al que ir es el siguiente, que la gente que no esta dispuesta a entender nada le gustan las explicaciones..."

    Frases muy poderosas Antonio, a veces me gustaría entrar en ese cerebro tuyo y ver de donde sacas esa increíble capacidad para crear :).

    ResponderBorrar