3.01.2009

Cuadros del Bosco

Como el pensamiento estridente de los ciegos uno entra a la vida laboral como cuadros del Bosco, al carro de heno. El horario de trabajo en las oficinas le pasa su filo al cuello a mis valores y principios. La vida tiene como rasgo absoluto el absurdo y trabajar para alguien es como esperar que una puta te abrace y te diga después de pagarle fue el sexo de su vida y tú tuvieras que responderle como si todos los kilómetros de polla que se ha cenado la hicieran más bonita. Cuando miro a esa gente, sólo puedo pensar en ahorcarlos, uno a uno, con el cable de sus ratones. Ser el hombre importante de una empresa, no te convierte en un hombre importante. Lo peor de una sociedad no está en sus cárceles, está en sus empresas, que en el fondo no dejan de ser prisiones.

Trabajar queriendo intentar envejecer de forma digna es miserable, como si realmente importase el desorden cotidiano en que se pierden los papeles, y tú terminas por poner juntos los recuerdos como amargos cadáveres azules. El cargo que aparece bajo sus nombres en las tarjetas de presentación, es la falsa esperanza del ahogado que con el agua al cuello ya no distingue con sus ojos la orilla. Sus zapatos, sus ropas pulidas y blancas. Sus jerarquías. Sus diplomas colgando, sus instintos de sicario desprovistos de la verdadera nobleza del asesino.

3 comentarios:

  1. " El horario de trabajo en las oficinas le pasa su filo al cuello a mis valores y principios. "

    Auch!

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  2. Esa referencia a los cuadros del Bosco, lo dice todo.

    Todo!

    Y tus imágenes...

    OA

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  3. eres la naturaleza absoluta, entre mas pasa el tiempo, eres mas directo, mas lascivo, y a pesar d la dureza, al final siempre un poco de ternura consternada. Aprendo!

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