Ella busca un héroe, un largo deseo que no se escape, un fragmento de las ciudades alejado del mundo de los tranquilos. Una parte de ti que le pertenezca, porque ella sabe sería la única forma de volver a ser iguales. Antes de entender donde estas, el vacío que queda cuando te dice “ somos” y tu piensas “ tal vez nos equivocamos” y esas son las cosas que nadie identifica, el poder de los que viajan a palmas abiertas para que en el fondo nadie entre jamás, porque ya tentaron con sus dedos el irremediable monstruo. Tú llegas a creer que el fin de la vida puede ser una luz roja saliendo de tu cuerpo como una luciérnaga que mira a otro muerto. Y ni tú ni ella pueden ser capaces de nombrar al otro, al que les saca de la cama a luz sus fémures fresas, el fémur de su amor cuarteado, que sigue siendo de ustedes, a pesar que el tiempo los exponga al calor de otros espíritus.
Hay una imagen que sabes será únicamente tuya frente a ella, o mejor dicho, ella que te ha revelado lo que fueron sus pasos antes de esta antesala que los reparte tan distintos; la enfermedad de su padre deseando el fin todas las noches al concluir la cena, los hermanos luminosos sin paginas limpias, los cariños que se le murieron, su cuerpo que dejó de ser un símbolo, una cámara lucida con aquello que no tenía que ver con la autodestrucción, la soledad, el norte de ahora que no deja de decir Through these fields of destruction con el sax de Marlango hecho de saliva y de aire y de fuego.
Te dice que también ha atravesado las montañas, que engendró vida desde su vientre alguna vez, aún con todos los cólicos dolorosos que mes a mes fecundaron literatura penetrante para olvidar un poco la entraña que se ha vuelto estéril ahora, los senos que no podrán recordar boca de hijos, púrpura inútil para vestidos blancos. Todos los retornos que tuvieron que ver con la falta de dios en las casas de hombres que la hicieron suya y le dieron a su amor un significado distinto a la mujer que creció creyendo que la sonrisa un día serviría de algo al mundo, hacerlo habitable a pesar del tiempo, como una hoja clara y vacía que esperaría, si se cristalizara viva, al hombre devastado, el escribiente secreto capaz de revelarla como a una fotografía sacada a la luz y que ya no le queda otra cosa que un lugar en la memoria.
Ella sabe que tú eres ese tipo de gabardina y sombrero, cargando en su bufanda los amores muertos, con el rigor de los culpables y los cínicos, ella sabe que las palabras no sirven en las despedidas, que contigo se juega de otra forma la ultima hilera de cartas, pero sigue buscando un héroe, mantener contigo la proximidad de una vida a prueba de los otros y las resacas, escucharla decir su nombre – el del otro- y que te mueras de celos, sabes que ella sentirá lo mismo de tus cadáveres clandestinos a los que llamas mujeres de sal y derrumbe. Te dice que también ha tomado con sus manos piedras que ha lanzado al río para ver la espiral rompiendo la luna por la noche, tu sabes un día debió ser madre del primero de tus hijos, porque mujeres así deberían dejar semillas de vida en la tierra.
una vez lei que el heroismo tiene que ver con hablar solo...sin uso...
ResponderBorrartalvez tiene que ver con como uno carga la soledad en la espalda, o el silencio como beso...
Solo pasando por aqui
"Ella sabe que tú eres ese tipo de gabardina y sombrero, cargando en su bufanda los amores muertos, con el rigor de los culpables y los cínicos"
ResponderBorrarq imagen tan grafica, tan como eres tu, esto es una fotografía de tu carpeta, esto es autobiografico mundaka?
besitos
Marcela