Debería tardar el día en llegar con el agua blanca a alumbrarnos el cuarto, quedarme a mirar tus piernas en reposo, dulces como postre de coco, ligeras después de la noche y los temblores, besar tu oreja, acariciar tu espalda completa hasta minarla o sembrarle la luz de los geranios y mirarte dormida, pequeña y dormida y simple y dormida y alargada y luminosa. Rodeada por velas y pabellones, las piernas ligeramente abiertas, los senos definitivamente sueltos.
Hola Antonio Mundaca, soy Antonio -Mundaca, pero en la versiòn Chilena, saludos...
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