Tal vez un día te preguntes que hago de mí, no al rato que subas al ala de viaje con tus músculos tensados, palpitando sobre un utensilio luminoso que es un cuaderno al cual vaciarse y de alguna manera es tu mirada recorriendo el infinito de una boca y le da asilo a un huérfano que no tiene mí nombre ni mí alma y no puedo ser yo, porque yo entonces soy únicamente una pregunta de esas que uno se hace cuando tiene la nostalgia en las yemas de los dedos y en lugar de un vínculo hay un muro cada vez más elevado y en lugar de una extensión para el reposo existe un aire dejando de moverse, una nueva bufanda de colores, un distinto lugar para esconder las cosas, otras piezas para acomodar la noche y la forma de la mejilla ha cambiado cuando se encuentra tibia . Entonces yo bien podría ser un extraño gusano que te visita en la noche, un telar de mundos, un ojo que viaja, la soledad en el cuerpo por hartura, una excusa que tener para quedarte silenciosa un instante ante alguien a quien le ocultas la noche más extraña de tu vida donde había algo parecido al amor y era la profecía cumpliéndose.
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